A mediados de este trimestre el director del Centro, Antonio Perandones, recibe una carta de una ex alumna del instituto, Isabel Fernández, pidiendo colaboración a la comunidad educativa para los refugiados de Siria que están en Grecia, en el Campo de Nea Kavala.
“Isabel en el campo de refugiados”
En esta carta nos contaba que voluntarios de todos los puntos del mundo realizaban acciones dentro del proyecto educativo y comunitario We Are Here, totalmente independiente de grandes ONGs e instituciones y que el trabajo que hacen se centra en crear, desarrollar, coordinar, apoyar actividades educativas, culturales y deportivas dirigidas a niños y adultos. Que su objetivo principal es intentar crear entre los refugiados un sentimiento de comunidad, proveerles de las herramientas para poder desarrollarse autónomamente y sobre todo, devolver de alguna forma la dignidad que les fue arrebatada. Pero para todo esto se necesita ayuda económica.
Carta enviada por Isabel Fernández, leída por Macarena Nuñez, en la actividad celebrada en el Salón de Actos del instituto por los refugiados sirios. Vídeo realizado por el alumno Javier Calleja de 3º C:
Y el IES Juan del Enzina ha querido apoyar y ayudar a esta gran iniciativa y a su trabajo.
Desde la dirección del centro se organiza “El bocadillo solidario” con el fin de recaudar fondos. Alumnos, docentes y no docentes, familias..., compramos nuestro bocadillo y nuestra bebida. Con la ilusión de poder ayudar de alguna forma a personas que lo han perdido todo, su tierra, sus trabajos, sus estudios, sus casas…su futuro. Con la ilusión que guía el trabajo de estos voluntarios, la idea simple y llana de que lo humano y las emociones pueden cambiar el mundo. Con la ilusión de la máxima que les dirige: “Vivimos en un mundo horrible lleno de gente maravillosa”
Vídeo de la profesora Marieta Alonso:
Los incendios en cocinas industriales son más comunes de lo que crees, y muchos negocios subestiman la importancia de contar con sistemas de protección adecuados. Una campana extractora industrial no solo elimina humos y grasas, sino que también puede integrar sistemas de extinción automáticos. Estos dispositivos detectan llamas y liberan agentes supresores en segundos. Invertir en una solución profesional reduce riesgos y cumple con normativas de seguridad, protegiendo tanto a tus empleados como a tu inversión.
Elegir la potencia campana extractora kw adecuada es clave para garantizar un rendimiento óptimo. Una potencia insuficiente puede dejar residuos de grasa, aumentando el riesgo de incendio. Por otro lado, un exceso de potencia genera gastos innecesarios en energía. Lo ideal es calcular el flujo de aire necesario según el tamaño de la cocina y el volumen de producción. Un especialista puede ayudarte a determinar la configuración perfecta para maximizar seguridad y eficiencia.
Muchos incendios comienzan por la acumulación de grasa en el filtro de la campana, un componente que requiere mantenimiento constante. Los filtros obstruidos no solo reducen la eficiencia de extracción, sino que se convierten en combustible potencial. La limpieza regular y el reemplazo periódico son esenciales. Algunos modelos incluyen filtros autolimpiantes, una inversión que ahorra tiempo y reduce riesgos. No subestimes este elemento: un filtro en mal estado puede ser la diferencia entre seguridad y desastre.
Aunque la campana extractora industrial es fundamental, un sistema de extinción automático eleva la protección a otro nivel. Estos sistemas detectan el calor anormal y activan rociadores que apagan las llamas antes de que se propaguen. Muchos negocios no los instalan por desconocimiento o por recortar costos, pero el daño de un incendio supera con creces la inversión inicial. Además, algunos seguros exigen este tipo de equipos para validar pólizas, lo que los hace aún más indispensables.
Determinar la potencia campana extractora kw necesaria depende de factores como el tipo de cocina, la cantidad de equipos y la frecuencia de uso. Una fórmula básica es multiplicar el volumen del local por renovaciones de aire por hora. Por ejemplo, una cocina de 50 m³ con 20 renovaciones requiere al menos 1.000 m³/h. Consultar con un ingeniero garantiza que el sistema funcione sin sobresfuerzos, evitando fallos que podrían derivar en emergencias.
El filtro de la campana debe revisarse semanalmente en cocinas de alto tráfico. La grasa acumulada no solo es inflamable, sino que afecta la calidad del aire. Implementar un cronograma de limpieza profesional asegura que el sistema opere correctamente. Algunas empresas ofrecen servicios de mantenimiento predictivo, usando sensores para alertar sobre obstrucciones antes de que generen problemas. Esta práctica no solo previene incendios, sino que alarga la vida útil del equipo.
Los incendios en cocinas pueden ser devastadores, pero con una campana extractora industrial, la potencia campana extractora kw adecuada y un filtro de la campana bien mantenido, reduces riesgos significativamente. Sumar un sistema de extinción automático es el siguiente paso para blindar tu negocio. No esperes a que ocurra una tragedia: invierte en seguridad hoy y garantiza la continuidad de tu operación mañana.
Normativa UNE 23510:2017: El escudo imprescindible en la cocina industrial.
Esto no va de retórica sino de fuego, de aceite hirviendo, de grasas encendidas y de normas que salvan vidas. La normativa UNE 23510:2017, que no es un capricho técnico sino una obligación vital, establece con precisión quirúrgica los criterios para que los sistemas de extinción en cocinas industriales funcionen como Dios manda.
Esta normativa no deja resquicio a la improvisación. Lo dice claro y lo dice con fuerza: los sistemas fijos automáticos de extinción no son un complemento, son una necesidad. En los restaurantes, comedores colectivos, hoteles o cualquier establecimiento con cocina profesional, no basta con confiar en la pericia del cocinero o en el extintor de pared.
La UNE 23510:2017 especifica cómo deben diseñarse, instalarse y mantenerse los sistemas de extinción que protegen no solo los fogones, sino las campanas extractoras, los conductos y el plénum, esa caja que nunca se limpia pero acumula grasa como un bidón.
No basta con tener un extintor. Lo que exige la normativa UNE 23510:2017 es mucho más: exige un sistema completo, compacto y coordinado, que actúe en milisegundos. Así debe ser el esquema:
Depósito de agente extintor (normalmente entre 9 y 12 litros), fuera de la zona de calor.
Sistema de detección térmica (cable, sprinklers o sensores), capaz de identificar el aumento de temperatura sin titubeos.
Disparador manual, de uso inmediato.
Tubería de acero inoxidable, con boquillas bien distribuidas que rodeen la zona de cocción y los elementos de extracción.
Y aquí entra en juego una de las claves: el sistema de extinción de incendios en campanas extractoras. Porque una freidora puede apagarse con el agente químico, pero si el fuego ya ha subido por el conducto lleno de grasa y no hay descarga ahí arriba, la cocina entera puede arder como una falla valenciana.
El sistema debe estar preparado para activarse de forma automática o manual, sin que un fallo en un componente inutilice el conjunto. Si el cable térmico falla, el pulsador manual debe actuar. Y si el operario duda, el detector debe saltar por él.
Pero ojo, esta doble garantía no es opcional. Lo dicta la norma, y lo dicta con razón. En un incendio, los segundos cuentan y el fuego no espera a que el técnico lea el manual.
En esto aparece otro de los términos que jamás debemos ignorar: el sistema extinción campana cocina. ¿Qué significa esto? Que no sirve apagar solo la sartén si la grasa acumulada en la campana sigue prendida. Es necesario que el agente llegue hasta el último recoveco del sistema de extracción. O el incendio no se apaga, se esconde.
Quien piense que basta con pasar la inspección anual se equivoca. Hay que garantizar que el sistema está operativo los 365 días del año, lo que incluye revisar que:
Las temperaturas de almacenamiento del agente están controladas.
Los difusores no están obstruidos por grasa o residuos.
Las válvulas y tubos mantienen la presión y la estanqueidad.
Nada puede quedar a la improvisación. El sistema tiene que estar listo como un centinela en guardia, esperando el momento en que todo arda.
Ahora hacemos énfasis en el concepto: sistema extinción campana cocina. No lo llame capricho. Llámelo garantía de que el fuego no se propagará por los conductos del edificio, algo que podría tener consecuencias catastróficas no solo para la cocina, sino para todo el inmueble.
El Código Técnico de la Edificación (CTE) establece, en su sección SI 4, que en cocinas con una potencia instalada superior a 50 kW, debe existir un sistema automático de extinción. Nada de medias tintas.
Y no se trata de cualquier instalación. Los materiales deben ser inoxidables o protegidos contra la corrosión, los filtros separados de fuentes de calor, y los conductos con registros de limpieza cada 3 metros. El ventilador debe cumplir con la UNE-EN 12101-3:2016, y todo el sistema debe poder ser revisado, mantenido y, sobre todo, accionado en segundos.
Pero como diría uno desde la barra del bar: "¿Y eso quién lo vigila?". Pues lo vigilan los técnicos, los instaladores certificados, los que firman conforme al RIPCI, con la responsabilidad de que si algo falla, el problema no será solo administrativo.
Para quienes gestionan, asesoran o diseñan cocinas industriales, esta información no puede pasar desapercibida. Este blog de cocinas industriales incluye contenidos actualizados sobre esta normativa, pues su cumplimiento define la diferencia entre un accidente evitable y una tragedia anunciada.
Los locales de riesgo especial —que es como define el CTE a estas cocinas— deben ser tratados con una arquitectura y una tecnología específicas: compartimentación, separación de materiales combustibles, conductos independientes, sistemas automáticos, extintores accesibles…
No hay alternativa. El fuego no entiende de excusas. Entiende de grasa, oxígeno y descuidos. Y por eso, la protección no puede ser parcial ni decorativa.
Lo decía mi abuela: “Donde hay humo, hay fuego… y donde hay fuego, mejor tener algo más que una bayeta”. Y en eso consiste cumplir la normativa UNE 23510:2017, en asegurarse de que no falte nada, no falle nada y no sobre nada en el diseño de la protección contra incendios en cocinas industriales.
La ley, la técnica y la experiencia confluyen aquí en una sola dirección: salvar vidas, proteger negocios y evitar desgracias.
Instalar un sistema conforme a esta normativa no es caro; lo caro es reconstruir un local tras un incendio. Lo importante no es apagar el fuego, es que nunca llegue a extenderse. Porque en una cocina industrial, el fuego no avisa. Arde.